sábado, 16 de marzo de 2013

La Gallina es un mamífero

Llevo unos días escuchando las reflexiones, chascarrillos y grandilocuentes conclusiones sobre la información que ha filtrado la comunidad de Madrid sobre los resultados de las pruebas de conocimiento de los aspirantes a una plaza de maestro de la citada comunidad autónoma.
Antes de avanzar en mi reflexión quiero dejar claro que me parece más que preocupante la falta de cultura general que se puede constatar a través de estas pruebas. Una persona que pretende acceder a un servicio de esta responsabilidad debería tener una cultura básica para poder acercar el conocimiento a los alumnos. Es cierto lo que algunos sindicatos mencionan en relación a que en las carreras universitarias no se trabajan los contenidos sino la didáctica de los mismos pero estas carencias denotan un fallo generalizado del sistema.
Es indudable que se deben valorar contenidos básicos (como por dónde pasa el Ebro, cómo se escribe Madrid o qué tipo de animal es una gallina) pero a la vez constato algo que puede ser de sentido común. Me preocupa en qué lugar quedará en esas oposiciones  el análisis de la competencia de los maestros para hacer competentes a nuestros alumnos.
En la nueva escuela defendemos la importancia de hacer competentes a nuestros alumnos, de ser capaces de aprender de forma autónoma, de no sólo memorizar qué tipo de animal es la gallina sino que sea capaz de razonarlo para no dar una respuesta absurda el día de mañana. En la nueva escuela es importante no sólo ser un "saco de conocimientos" sino ser capaz de relacionarte con los demás, de ser capaz de conocerte, de razonar, de aprender dando sentido a los conocimientos...
En este punto cabe citar a Benjamin Franklin: "Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo"
Es indudable que algunas de las respuestas que hemos escuchado de las oposiciones de Madrid son, junto a otras muchas situaciones, una constatación más de lo que algunos venimos pregonando y es que el sistema que hemos conocido hasta ahora está caduco y ha tenido como consecuencia una falta de resultados integrados e interiorizados en nuestros alumnos.
El riesgo que corremos ahora es pensar que las pruebas que se realicen tan sólo debe medir conocimientos y no didáctica y conocimientos pedagógicos para fomentar que lagunas de este tipo no vuelvan a pasar. Centrar todo en los conocimientos supondría una vez más perpetuar el modelo del que nos lamentamos una y otra vez porque fruto de este modelo son los alumnos que recientemente se han examinado.
Maestros y profesores siempre han hecho todos los esfuerzos por acercar a los niños y jóvenes el conocimiento y es indudable que siempre con la mejor voluntad. Cualquiera que lea estas lineas podrá recordar aquello que le enseñaron en la escuela con lo que disfrutó, en lo que se involucró y que lleva grabado en su interior como un conocimiento sólido y perdurable. Sin embargo, todo el que lea estas líneas seguro que recuerda también aquellas cosas que aprendió y que quedaron en el baúl de los olvidos, que ni recuerda ni recordará y que posiblemente no vaya a utilizar nunca y que supusieron una inversión de energía tremenda.
Como digo es indudable que siempre estaré de acuerdo con que los maestros que acceden a una oposición muestren unos conocimientos de cultura general suficientes pero lamentaría que como consecuencia de estas informaciones en las oposiciones olvidemos estar observantes con los conocimientos profesionales encaminados a subsanar lo que ahora sufrimos. No debemos olvidar que los maestros deben ser capaces de estimular el aprendizaje, de asentar unas bases sólidas, de lograr personas competentes de forma integral y de relacionarse con los demás y consigo mismo.

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